viernes, noviembre 23, 2012

Viernes 23 de noviembre....Una razón más para decirle GRACIAS a la vida!!!!!!!!!!

Todos pueden leer ahora la historia de Nacho, estoy feliz de que la conozcan, estoy contenta de verla publicada, soy muy afortunada de poder encontrar en mi camino a las personas que como yo, aman lo que eligen hacer y disfrutan cuando ven plasmados todos sus sueños en hermosas realidades!!!!!!!!!!!!!!

Gracias a todos los que me ayudaron a hacer realidad los míos.Gracias infinitas: Analía, Pablo, Camila Sol, Julia, Teresita, y a todos los que disfruten cuando lo lean.....un gusto enorme poder compartirlo con ustedes. 

martes, noviembre 06, 2012

6 de Noviembre....quiero contar una historia de Amor


La consigna era escribir a partir de lo escrito.....Me encantó hacer este trabajo.     


  “Pero en definitiva ¿qué es lo Nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a los otros, un secreto compartido, un pacto unilateral. Naturalmente, esto no es una aventura, ni un programa,-ni menos que menos un noviazgo. Sin embargo, es algo más que una amistad.”
Así definía Juan lo que sentía por Eleonora, un vínculo sin restricciones perpetuado en el tiempo, que los hacía ir por la vida sin advertir que estaban envejeciendo juntos. Tenían las manos arrugadas y los rostros translúcidos. Cuando se encontraban, sentían un entusiasmo enloquecedor y los dos habían aprendido, con el paso de los años, que las palabras no siempre eran necesarias y que el silencio hablaba cuando se hacía presente y tangible. Si compartían un café, nunca faltaban los gestos de caballerosidad por parte de Juan, le separaba la silla, le quitaba el abrigo y le entregaba un chocolate con el sólo pretexto de rosarle las manos. Después del café caminaban alrededor de una plaza y buscaban el tronco del ciprés en el que habían dejado grabadas las iniciales de sus nombres, luego se sentaban a descansar en un banco y se contemplaban tan embelesados, como cuando se vieron por primera vez.
 Para Juan y Eleonora no había otro placer más intenso que verse, escucharse y reír juntos. Pero aquel universo que les pertenecía no siempre les devolvía las mejores sensaciones. Un día mientras Juan la esperaba, sintió que la desesperación se apoderaba de todo su ser.
Él  sabía que ella no vendría a su encuentro, la conocía tanto que solo algo malo podía presagiar, se sentía incómodo y su corazón latía tan rápido que podía palparlo a través de su camisa. Entró a un bar para tratar de calmarse y poner en claro aquella mezcla de sensaciones que por ratos no lo dejaban respirar, allí pensó que ella podría estar esperándolo en la plaza donde antes caminaban, y salió a buscarla, lento, conmovido, pero seguro de que la encontraría.
 Llegó al lugar. La soledad lo apabulló pero su perseverancia ganó la batalla entonces  como pudo se acercó al árbol de las iniciales y por sorpresa la vio a ella sentada y hablando sola. El silencio volvió a reinar entre los dos, se agachó, la miró a los ojos y la abrazó muy fuerte, después posó sus manos sobre aquel rostro, tibio, arrugado, pero todavía terso, le dio un beso de amor infinito y le prometió no abandonarla jamás.
Eleonora ya había elegido irse de viaje quién sabe adónde y Juan ni siquiera lo dudó, hizo sus maletas y escapó con ella.